El laboratorio Stada ha presentado este miércoles en Berlín su ‘Health Report 2019’, bajo el título ‘El Futuro de tu Salud’, a raíz de 18.000 encuestas en nueve países europeos. Una de las conclusiones principales es la confianza de los españoles en el farmacéutico, ya que un 54 por ciento le consulta sobre efectos y riesgos frente a la media europea del 39 por ciento.
Los españoles consultan a su farmacéutico más que la media europea
El futuro de tu salud es el título del informe internacional publicado este miércoles en Berlín por la compañía farmacéutica Stada, de origen alemán, en colaboración con la consultora Kantar Health. Se trata de su quinto informe de salud o health report, y el primero de carácter internacional, con 18.000 encuestas realizadas en nueve países europeos, donde destaca el optimismo de España hacia el futuro de su salud: un 62 por ciento de españoles no ve motivos para preocuparse frente a un 53 por ciento europeo. A ello contribuye, como explica el estudio, la confianza de los españoles en el profesional farmacéutico, ya que un 54 por ciento le consulta sobre efectos y riesgos frente a la media europea del 39 por ciento. Sólo le supera Italia, donde la tasa asciende al 58 por ciento.
Otros motivos que influyen en este optimismo son, según los datos, la existencia de un buen sistema sanitario, un entorno social que funciona y la juventud de los encuestados.
Peter Goldschmidt, CEO de STADA, ha señalado en la presentación que el estudio tiene “nuevas ideas y conceptos que nos ayudarán a comprender las tendencias y percepciones de pacientes y profesionales de la salud para atender todavía mejor sus necesidades en el futuro”. Golschmidt ha añadido la importancia de que la compañía se implique con el paciente, haciendo los tratamientos coste-efectivos y garantizando el acceso con precios asequibles.
En este aspecto, el informe revela que “en España parece que tener un vínculo personal con el farmacéutico resulta clave. La razón es muy sencilla: en este país, los dueños de los locales son quienes llevan el negocio”.
En España el vínculo con el farmacéutico es clave
En cuanto al recurso de Internet para disipar dudas («Doctor Google»), sólo un 18 por ciento de los europeos emplea esta forma de consulta, siendo España, Bélgica y Francia los países que menos recurren a la red, frente a otros como Rusia. Eso sí, el estudio añade que “cuando la consulta médica o la farmacia más cercana está a muchos kilómetros de distancia, la web suele ser la única fuente de información”.
España también destaca por su relación con el médico. Así, el 38 por ciento de los españoles acude de inmediato al médico cuando presenta leves síntomas de enfermedad, siendo la cifra más alta de Europa. De media, solo un 15 por ciento de los europeos decide ir primero al médico.
Conocimiento del genérico y biosimilar
El 63 por ciento de los europeos sabe lo que es un medicamento genérico (en España, nueve de cada 10), y el 64 por ciento ha oído hablar de los probióticos. No obstante, la situación cambia si nos referimos a los biofármacos o biosimilares, medicamentos de origen biotecnológico para el tratamiento de enfermedades graves como el cáncer o la esclerosis múltiple. En Europa, “solo un quinto de la población sabe de lo que estamos hablando”, pese a que, según explica el informe, estos productos se comercializan en Europa desde el año 2006. Es decir, el 81 por ciento de los europeos desconoce qués un biosimilar. En este sentido, Stada acaba de lanzar bortsezomib.
En concreto, la mayoría de los polacos (75 por ciento) y de los serbios (71 por ciento) no sabe exactamente qué es un medicamento genérico. Ello se explica, en parte, a que Serbia es un país con muy poca confianza en la medicina clásica, lo contrario que en España, donde tres cuartos de la población confía en la medicina clásica y, a nivel europeo, dos de cada tres personas (hombres, más que mujeres).
El 81 por ciento de los europeos no sabe qué es un biosimilar
En cuanto a la robotización de las operaciones quirúrgicas, España e Italia las miran con buenos ojos. De hecho, el estudio afirma que “una ligera mayoría (56 por ciento) se imagina en tal situación”. En este sentido, la población masculina está más abierta a la cirugía robótica que las mujeres. Al 63 por ciento de los hombres no les importaría ser atendidos por el “Dr. Robot” en comparación con solo el 49 por ciento de las mujeres. Sorprendentemente, las personas mayores de 50 años (61 por ciento) están más abiertas a la cirugía robótica que los menores de 35 años (50 por ciento). En comparación con Italia, donde el 66 por ciento se sometería al bisturí de un robot, la población serbia es más cautelosa con estos avances quirúrgicos innovadores (45 por ciento).
Digitalización
Cuando se trata de una consulta cara a cara, el ahorro de tiempo y la comodidad resultan de vital importancia para los rusos: casi el 70 por ciento de la población de este país estaría dispuesto a recibir la visita del médico de cabecera a través de una webcam, mientras que el promedio europeo se encuentra en el 54 por ciento.
La mayoría de los europeos están a favor de adoptar estos nuevos avances médicos: el 81 por ciento se realizaría un test genético si su médico así se lo sugiriera. Con el 88 por ciento, los polacos están entre los más propensos a permitir estas nuevas técnicas médicas. Al mismo tiempo, sólo el 24 por ciento de los europeos sabe lo que puede detectar realmente un test genético y es consciente de que la expectativa de vida exacta de una persona no está entre esas cosas. Las lagunas de conocimiento más importantes con respecto a las pruebas genéticas se observan en Italia, donde sólo el 17 por ciento de las personas encuestadas respondieron correctamente; mientras tanto, los británicos se encuentran entre los más informados (28 por ciento) sobre este tema.
La monitorización de la salud por medio de un biosensor parece no convencer mucho a los europeos: únicamente el 38 por ciento estaría dispuesto a permitir que se le implante esta tecnología en el cuerpo. Los alemanes se encuentran entre los más escépticos: el 71 por ciento de ellos no estaría dispuesto a colocarse este implante. En todo el continente, los hombres suelen ser menos aprensivos que las mujeres con respecto a las herramientas de monitorización invasivas.