La nueva prueba también identifica a los hombres que tienen hasta ocho veces menos probabilidades de necesitar tratamiento dentro de los cinco años posteriores al diagnóstico
Investigadores de la Universidad de East Anglia y el Hospital de la Universidad de Norfolk y Norwich (Gran Bretaña) han desarrollado una prueba de orina para diagnosticar el cáncer de próstata agresivo y predecir si los pacientes necesitarán tratamiento hasta cinco años antes que los métodos clínicos estándar.
La nueva prueba experimental llamada ‘PUR’ (Riesgo de orina de próstata) también identifica a los hombres que tienen hasta ocho veces menos probabilidades de necesitar tratamiento dentro de los cinco años posteriores al diagnóstico. Se espera que el avance podría ayudar a un gran número de hombres a evitar una biopsia inicial innecesaria y repetidos seguimientos invasivos para pacientes de ‘bajo riesgo’ en vigilancia activa.
El cáncer de próstata es el cáncer más común en los hombres. Por lo general, se desarrolla lentamente y la mayoría de los cánceres no requerirán tratamiento. Sin embargo, resulta complicado predecir qué tumores se volverán agresivos, lo que hace difícil decidir el tratamiento para muchos pacientes.
Actualmente, las pruebas que se usan con más frecuencia incluyen exámenes de sangre, un examen físico conocido como examen rectal digital, una resonancia magnética o una biopsia.
«Desafortunadamente, carecemos de la capacidad de saber quién necesitará un tratamiento radical y quien no», señala la autora principal, Shea Connell, de la Facultad de Medicina de Norwich de la UEA. «La práctica actual evalúa la enfermedad de un paciente mediante un análisis de PSA en sangre, una biopsia de próstata y una resonancia magnética. Pero hasta el 75% de los hombres con un aumento del nivel de PSA son negativos para el cáncer de próstata en la biopsia. Mientras tanto, el 15% de los pacientes que no tienen elevado el PSA, sí tienen cáncer de próstata, y el 15 por ciento de éstos son agresivos».
Para combatir esta incertidumbre, señala, «se aplica una política de ‘vigilancia activa’, pero requiere seguimientos invasivos y la sensación constante de que un paciente tiene un cáncer con una historia natural incierta». Esto hace, añade, que «hasta el 50 por ciento de los hombres que se someten a una vigilancia activa elijan ellos mismos recibir tratamiento, lo necesiten o no. Está claro que hay una necesidad importante de pruebas adicionales y más precisas».
Los investigadores, coordinados por Colin Cooper, Daniel Brewer y Jeremy Clark, desarrollaron la prueba de riesgo de orina de próstata utilizando el aprendizaje automático para observar la expresión de genes en la orina a partir de muestras obtenidas de 537 hombres. Al examinar la expresión libre de células de 167 genes en muestras de orina, encontraron una combinación matemática de 35 genes diferentes que podrían usarse para producir las firmas de riesgo PUR. A diferencia de los test previos, que solo incluían una única firma genética, la nueva prueba utiliza cuatro firmas para proporcionar una evaluación simultánea de tejidos no cancerosos y grupos de riesgo (bajo, intermedio y alto riesgo) para mostrar la agresividad del cáncer.
«Esta investigación muestra que el test podría usarse no solo para diagnosticar el cáncer de próstata sin la necesidad de una biopsia invasiva, sino también para identificar el nivel de riesgo de un paciente. Esto significa que podemos predecir si los pacientes con cáncer de próstata ya en vigilancia activa requerirán tratamiento», señala Clark.
En su opinión, «lo realmente emocionante es que la prueba predijo la progresión de la enfermedad hasta cinco años antes de que fuera detectada por métodos clínicos estándar y que, además, permitió identificar a los hombres que tenían hasta ocho veces menos probabilidades de necesitar tratamiento dentro de los cinco años posteriores al diagnóstico».
Los investigadores creen que, si esta prueba se usara en la clínica, se podría evitar una biopsia inicial innecesaria un gran número de hombres y reducirse drásticamente el seguimiento invasivo y repetitivo de hombres con enfermedad de bajo riesgo.
«En la actualidad, las pruebas de diagnóstico para el cáncer de próstata son demasiado inespecíficas para diferenciar a las personas sin cáncer de próstata, aquellas con enfermedad de bajo riesgo que probablemente no tengan importancia clínica y aquellos con enfermedades que deberían tratarse. Este test tiene el potencial de mejorar la toma de decisiones clínicas al ayudar a diferenciar estos tres grupos», señala Robert Mills, cirujano del Hospital de la Universidad de Norfolk y Norwich.