Investigadores gallegos buscan financiación para realizar un ensayo clínico en humanos
Fenofibrato. Es un fármaco común, libre ya de patente, utilizado para el tratamiento de las alteraciones metabólicas como la dislipemia, caracterizada por la elevada concentración de lípidos en la sangre como el colesterol o los triglicéridos. Pero también podría ser utilizado para mejorar la función articular en los pacientes con artrosis, una enfermedad inflamatoria e incapacitante ligada al envejecimiento y para la que aún no existe una cura. Solo se tratan los síntomas, como el dolor o la inflamación, pero hasta ahora no se ha logrado frenar la degeneración del cartílago, algo que sí podría hacer el medicamento indicado ahora para las patologías endocrinas.
Es lo que ha probado un estudio realizado por el grupo de Reumatología del Complejo Hospitalario Universitario da Coruña (Chuac) en colaboración con el equipo Biofarma de la Universidad de Santiago. Sus conclusiones, que acaban de publicarse en la revista médica EbioMedicine, editada por The Lancet, suponen una nueva esperanza para los pacientes con artrosis.
«Presenta la ventaja de que es un fármaco ya aprobado por la FDA norteamericana y la Agencia Europea del Medicamento (EMA), por lo que no sería necesario realizar ensayos clínicos para probar su seguridad», explica Beatriz Caramés, responsable del grupo de Biología del Cartílago, adscrito al equipo de Reumatología dirigido por Francisco Blanco, y líder de la investigación. Solo sería necesario, por tanto, demostrar su eficacia para la artrosis en ensayos clínicos con pacientes, algo que ya se ha visto en los estudios preclínicos. Primero se ha observado en muestras de tejidos de enfermos del servicio del Chuac y luego en una cohorte internacional de 5.000 pacientes, en una investigación en colaboración con dos grupos de Estados Unidos y uno de Rusia. Se trataba de personas con artrosis que, en algunos casos, también presentaban alteraciones metabólicas para las que fueron tratadas con fenofibrato. Y en estos casos se observó una mejora en su función articular.
Esta misma prueba se realizará ahora en pacientes del área de A Coruña para ratificar los resultados. Si se confirman, como todo parece indicar, habría que pasar a los ensayos clínicos para demostrar la eficacia, algo para lo que el equipo gallego ya está buscando financiación. «Estamos tocando a la industria farmacéutica y a las empresas biotecnológicas, porque estamos convencidos de que el fármaco funciona. Creemos que los pacientes pueden beneficiarse», destaca Caramés.
De entre los fármacos que existían en el mercado, cuyo cribado se realizó en la quimioteca del grupo Biofarma, dirigido por Mabel Loza en la Universidade de Santiago, los investigadores buscaron uno que tuviera propiedades senolíticas, para eliminar aquellas células que entran en senescencia, un proceso ligado al envejecimiento por el que las células dejan de dividirse, pero cuyos efectos se acumulan en el ADN causando el daño. Es decir, que eliminara de forma selectiva estas células envejecidas en el cartílago. Y encontraron que el fenofibrato no solo cumplía esta función, sino que también activaba la autofagia, un mecanismo de autolimpieza celular por el que estas eliminan sus desechos. De los catorce compuestos analizados también se identificaron otros que reunían estos requisitos. Pero se eligió el primero, porque, además de que estaba libre de patente después de llevar más de diez años en el mercado, tiene un mecanismo de acción relacionado con el metabolismo de lípidos, un proceso clave en muchos tejidos. «Lo que observamos -explica Caramés- fue que al eliminar las células senescentes de forma selectiva y al activar la autofagia mejoraba la función articular y se ponían en marcha los mecanismos de prevención de la enfermedad».
Los investigadores dedicaron los últimos cinco años a un trabajo «que es 100 % gallego en su liderazgo» y que presenta un enorme potencial para la artrosis. Solo les hace falta la financiación para iniciar el ensayo clínico que lo demuestre fehacientemente.