El impacto de la labor asistencial del farmacéutico en la atención que ofrece, más allá del matiz puramente profesional, viene marcado por su forma de comunicarse con el paciente y por su capacidad de coordinarse con el resto de niveles asistenciales. Así se ha puesto de manifiesto este jueves durante la primera mesa de debate del XI Congreso Nacional de Atención Farmacéutica (AF), organizado por la Fundación Pharmaceutical Care y el COF de Cádiz, que es está celebrando del 3 al 5 de octubre en la capital gaditana.
Una de las ponentes de esta mesa ha sido Elena Touriño, farmacéutica comunitaria en Vigo (Pontevedra), que ha hecho gala de su desempeño profesional, ya que defiende el importante papel que realiza “la farmacia de la calle” por su labor asistencial y su cercanía con la población.
No crear una “relación paternalista”
A raíz de esa cercanía, ha defendido que el vínculo con el paciente no debe fundamentarse en una “relación paternalista”, sino en una, basada “en la escucha y la empatía”, en la que se muestre al farmacéutico como el profesional sanitario que es: “Es necesario establecer una relación basada en principios humanos en la que paciente comparta con nosotros su experiencia farmacoterapéutica. Nosotros aportamos el conocimiento”.
Para lograr este relación, Touriño ha asegurado que hacen falta tres elementos: “Un entorno favorable, entrenamiento y motivación“. Además, ha advertido de que hay que intentar reducir algunas barreras que puede obstaculizar esta relación como son la falta de tiempo, el exceso de labores administrativas y la necesidad de formación.
Sobre esta cuestión también ha hablado Eduardo Echarri, del Servicio de Farmacia del Complejo Hospitalario de Santiago de Compostela y coordinador del Grupo del Programa BPS en Psiquiatría, quien ha incidido en la necesidad de normalizar la comunicación con el paciente y en buscar siempre la forma de optimizarla para así lograr sacarle el máximo partido a la atención que se le ofrece.
Sin embargo, también ha expuesto que en determinadas ocasiones hay factores que afectan a esa buena comunicación, como son la actitud del propio paciente, el grado de conciencia que éste tiene de su enfermedad y el uso inadecuado que hace de los medicamentos.
Involucrar al paciente
Por su parte Emilia Montagud, farmacéutica de Atención Primaria del Área de Salud de Elche-Crevillente, en Alicante, ha expuesto una iniciativa pionera que se ha puesto en marcha en su zona en la que se pide al paciente tratado con evolocumab que firme un documento en el que se compromete a llevar unos hábitos de vida saludables. Según ha señalado, este proyecto de “promoción de la salud” involucra directamente al paciente y le hace partícipe de su tratamiento.
Además de crear un vínculo con el paciente, Montagud ha ahondado en la necesidad de reforzar la comunicación con el resto de niveles asistenciales con un objetivo claro: fomentar la coordinación. “Debemos apostar por una AF transversal, coordinados entre todos para evitar duplicidades en las acciones que se realizan; así haremos mucho más”.
Como colofón, Francisco J. Farfán, moderador de la mesa, especialista en Farmacia Hospitalaria y farmacéutico comunitario en Boadilla del Monte (Madrid), ha recalcado que el farmacéutico debe “dar el paso” de comunicarse, y muy especialmente con los demás profesionales tanto de su propio nivel asistencial como del resto