Cáritas y otras ONG promueven recogidas de fármacos procedentes de particulares para enviar a otros países, violando la ley y saltándose los requisitos de mantenimiento que permiten tomarlos de forma segura.
«Cualquier tipo de medicamento (sin usar y caducar) será bienvenido», reza la página web de Cáritas Madrid sobre la campaña de recogida de fármacos para enviar a Venezuela. Guiados por su buena conciencia, los feligreses de las parroquias de los arciprestazgos de Virgen de la Paloma y San Pedro el Real, y San Ginés y San Jerónimo el Real -de la zona de Cáritas Vicaría III- han estado llenando cajas de medicinas hasta el pasado día 1 de diciembre sin saber que la legislación española -Ley de Garantías del Medicamento- lo prohíbe expresamente. Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) excluye de sus directrices la donación de fármacos que han salido del circuito legal, como los traídos de domicilios.
El Ministerio de Sanidad así se lo ha reconocido a este diario: «Las donaciones de medicamentos en ningún caso pueden proceder de medicamentos devueltos por pacientes, aunque estén sin usar. Estos medicamentos no ofrecen ninguna garantía en cuanto a conservación y, además, podrían incluir medicamentos psicótropos, que requerirían permisos especiales para su exportación». Además, entre otros requisitos que señala la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), figura que el periodo de validez de los medicamentos que se donan deberá ser superior a 15 meses.
Moisés es el párroco encargado de organizar esta campaña de envío de fármacos a Venezuela desde Madrid, la segunda que realiza este año: «Enviamos los fármacos por una empresa privada que los lleva en tres días a dos parroquias de Caracas, porque las ONG tienen problemas en las aduanas. Hay médicos que hacen la preselección», comenta, sin querer dar más explicaciones. Y añade: «Esto lo organiza Cáritas Parroquial. Los datos son públicos, no ocultamos nada y no queremos publicidad».
Sin embargo, desde Cáritas Madrid se desmarcan de la iniciativa, y afirman que ellos no la organizan, sino que ayudan a difundirla y se trata de una propuesta de un sacerdote en la que colaboran voluntarios de Cáritas. Aparte, sostienen que la cooperación internacional la gestiona directamente Cáritas España.
FÁRMACOS SIN DECLARAR
Esta forma de envío hace que los medicamentos no vayan declarados, al carecer del permiso de la Aemps: «Es mercado negro. Lo que suele hacerse es mezclarlos con ropa y alimentos. Los medicamentos no van metidos en una misma caja, y por eso llega al destinatario. Pero a veces también los incauta el Gobierno», explica Ruth Parra, directora de proyectos de Banco de Medicamentos de Farmacéuticos Sin Fronteras, una ONG que, con sus 30 años de historia, ya no realiza envíos a Venezuela.
A su vez, Farmamundi, que lleva operando desde 1991 y tiene un almacén propio en Paterna (Valencia), explica que han realizado envíos a Venezuela de manera muy excepcional. Su presidente, Joan Peris, comenta que «en ningún caso los medicamentos que han salido del canal farmacéutico deben destinarse a labores humanitarias».
El Ministerio de Sanidad, por su parte, prefiere no pronunciarse sobre el posible expediente sancionador al no conocer exactamente la conducta.
Es mercado negro. Lo que suele hacerse es mezclarlos con ropa y alimentos. Pero a veces también los incauta el Gobierno.
Desde Cáritas España, con unas 70 Cáritas diocesanas y 7.000 Cáritas parroquiales, explican que nunca realizan campañas de recogida de medicamentos en especie, salvo casos excepcionales. Y se remontan a una iniciativa de hace aproximadamente 20 años para Ruanda, cuando hubo una demanda de medicamentos específicos. «Nuestro modelo de trabajo es siempre con la Cáritas local del país y con apoyo económico desde España», señalan. Y ponen el ejemplo de una emergencia sucedida hace dos años en Filipinas a causa del tifón Hayán, cuando se hizo una aportación económica ante el llamamiento de Cáritas Filipinas.
Adecuarse a los requisitos es importante para que el remedio no sea peor que la enfermedad, nunca mejor dicho. Así pueden evitarse situaciones como en la crisis de refugiados de Kosovo en 1999, cuando hubo que eliminar el 50% de los medicamentos que llegaron a Albania por ser inapropiados o inútiles.
Luis González Díez, presidente del COF de Madrid, desconoce la iniciativa de estas parroquias de Madrid y explica que ellos realizan campañas con Farmamundi y Farmacéuticos sin Fronteras. De hecho, estos últimos están participando de forma reglada con Cáritas Toledo para enviar medicamentos a Siria.
Estas iniciativas no surgen sólo en el ámbito eclesiástico. La ONG SOS Refugiados Ibiza y Formentera, que pertenece a SOS Refugiados España, ha estado solicitando en carteles antibióticos y otros fármacos, para enviar a campos de refugiados de Atenas, junto con alimentos y ropa. Su coordinador, Mateo, matiza que se trata de medicinas específicas, son de venta libre y sólo se recogen en farmacias y hospitales. Sin embargo, una médico que colabora con ellos explica que recogen medicamentos no caducados que tiene la población en sus casas.