Las mascarillas, obligatorias en la calle si no se puede garantizar la distancia de dos metros
Un paso más en el uso de las mascarillas al ritmo de las evidencias científicas. De la duda de si son o no necesarias para evitar el contagio, a la constatación de que los tapabocas tienen una función de protección más que destacada cuando no es posible garantizar la distancia física. Y ese cambio de visión sobre esta prenda que han sufrido los científicos y las instituciones internacionales como la propia OMS o el ECDC europeo, se ha traducido hasta el momento en el caso español en la obligación de llevarlas en los transportes públicos.
Pero, el miedo a un rebrote con la vuelta de millones de personas a la vida laboral y social de manera plena (con muchas condiciones y prevenciones, sí, pero en contacto) está ahí. Incluso más que antes, porque un rebrote puede llevar, de nuevo, al colapso del sistema sanitarios, especialmente de sus cansados profesionales y una vuelta al confinamiento. Por ello, el Gobierno decretará, de común acuerdo con todas las comunidades autónomas, el uso obligatorio de las mascarillas en todos los espacios públicos cerrados. Por supuesto, señalan, en los comercios, pero también en el trabajo, si no se puede garantizar la distancia física, algo muy difícil salvo si se trabaja en un despacho en soledad.
Así lo indicaron a este periódico fuentes autonómicas y del Gobierno, que descartan el uso obligatorio al aire libre de manera general. Aunque sí será obligatorio si no se puede garantizar la distancia mínima de dos metros. Estas fuentes consideran que esta medida no supondrá problemas para la mayoría de la población ya que, casi de manera espontánea, ya las utiliza tanto en los comercios como en la calle de manera rutinaria.
“En general, los ciudadanos entienden que es un buen remedio para no contagiar al resto”, señalan. Sin embargo, habrá excepciones, tal y como había defendido de manera reiterada el responsable del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón. Éste ha recordado en sus últimas intervenciones que hay determinados grupos poblacionales para los que las mascarillas no son una opción por la imposibilidad de llevarlas largas horas. Se refiere a los que tienen enfermedades respiratorias y a los que sufren ansiedad.
También para los niños, a los que les resulta complicado llevarla puesta. Estas excepciones estarán recogidas en la orden ministerial que el Ministerio de Sanidad está elaborando. Para estos grupos se recomiendan las viseras, que aunque no son tan efectivas como las mascarillas sí protegen de las pequeñas gotas que emiten los contactos tal y como indicó Fernando Simón. Hay unanimidad en las comunidades en dar un paso más en relación a las mascarillas y así se lo indicaron al ministro de Sanidad, Salvador Illa, el pasado viernes. Las autonomías creen que es una medida eficaz en esta etapa de desescalada.