Los expertos aseguran que los datos confirman la gravedad de la situación: «Hemos abusado de los antibióticos»
Todos aquellos que salvan sus vidas gracias a un trasplante pagan un «coste», pues su sistema inmunitario se debilita durante un proceso previo inmuno-supresor que los hace vulnerables a infecciones que no atacan a los demás. Estos pacientes, ingresados en las unidades hospitalarias, se exponen a la infección de bacterias resistentes a tres o más tipos de antibióticos. Por esta causa, 26.000 personas morirán el próximo año, según datos de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), divulgados durante su Congreso Nacional celebrado en Madrid. «Se trata de una estimación a partir de la mortalidad cruda a los 30 días del diagnóstico de la infección», matiza José Miguel Cisneros, presidente de la SEIMC. Los infectados por estas bacterias alcanzarían los 221.958 pacientes en el 2019, mantiene el registro de pacientes afectados por bacterias multirresistentes, elaborado por la SEIMC. Morirá, entonces, el 11,83 %, según el estudio. «Durante una semana hemos diagnosticado a todos los pacientes infectados por bacterias multirresistentes, ingresados en 133 hospitales. Hemos seguido su evolución durante 30 días y realizado una estimación para todo el año y todos los hospitales. Los resultados confirman los datos del año pasado». El año pasado la estimación se encontraba entre 30.000 y 35.000 individuos. «Con el intervalo de confianza del 95 %, los datos coinciden y confirman la gravedad de la situación», mantiene Cisneros. «A nivel mundial va en aumento y los organismos internacionales indican que para el 2050 morirá un millón de personas al año por esta causa». A la complejidad clínica de los pacientes se añade el de la infección un microorganismo que ha desarrollado inmunidad a una amplia gama de antibióticos que hace unos años eran capaces de destruirlos. El listado de afecciones es variado. Las más frecuentes son las infecciones urinarias, las neumonías, la meningitis. «Estamos en un momento crucial», opina Rafael Cantón, presidente del Comité Científico de la sociedad. «Cada vez el cuadro del paciente infectado es más complejo con los patógenos multirresistentes. Vigilamos organismos centinelas, como las enterobacterias, como la Escherichia coli, y las enzimas estafilococo aureus resistente a la penicilina. Encontramos, por ejemplo, que la resistencia de bacterias como las pseudomonas se ha incrementado del 2 % al 15 % en doce años. Es significativo».
Atajos en el camino La realidad es que la resistencia bacteriana ha tenido una respuesta más rápida que la de los científicos al desarrollar de nuevos antibióticos a medida que avanzaba la inmunidad de los patógenos. Pero no hay atajos. Y si los hay, los eligen las bacterias. «Cómo hemos llegado a esta situación», se pregunta Cisneros. «En los 90 decíamos que las infecciones bacterianas estaban en sus últimos días, porque la humanidad había desarrollado antibióticos de forma tan espectacular que creíamos que el final de las bacterias podía vislumbrarse». Las causas que enumera Cisneros empiezan por el abuso de la prescripción de antibióticos por parte de los profesionales sanitarios. «Hemos abusado», reconoce. «Lo estamos corrigiendo». España es el primer consumidor mundial de antibióticos, indica la SEIMC, a pesar de que no existen razones sanitarias para frenar ninguna epidemia.
Cisneros señala también la responsabilidad del ciudadano cuando incumple las dosis y el tiempo que debe tomar los antibióticos, o cuando recurren a la automedicación«. Por último, a las autoridades, por no contemplar partidas de financiación específicas para enfrentar las infecciones causadas por las bacterias ultrarresistentes.