El uso prudente de antibióticos, la administración de vacunas y una correcta bioseguridad, claves en la lucha contra las enfermedades emergentes y reemergentes

Una incorrecta seguridad alimentaria y la irrupción en los espacios silvestres son unas de las principales causas del brote de nuevas y reemergentes enfermedades

El científico Juan José Badiola Díez apuntó a los murciélagos como posible origen reservorio del Coronavirus, en la Jornada de Puertas abiertas “Un mundo, una sola salud”  

El investigador Juan José Badiola impartió ayer en el rectorado de la Universidad de León la Conferencia “Un mundo, una sola salud” con motivo de los actos del Centenario del Colegio Oficial de Farmacéuticos de León y que contó con la presencia del Rector de la Universidad de León, Juan Francisco García Marín, el Presidente del Colegio de Veterinarios de León, Luciano Díez Díez, el Diputado provincial de Cultura, Pablo López Presa, el Presidente del Colegio de Farmacéuticos, Javier Herradón Muñoz y la Vocal de Alimentación, María José Díez. Según Badiola el concepto multidisciplinar e integrador “One Health” confiere una interrelación y mutua influencia entre salud humana, salud animal y medio ambiente, un enfoque que en el mundo globalizado actual, de población creciente y desplazamiento vertiginoso adquiere la máxima relevancia a la hora de frenar la expansión de patógenos entre la población mundial, mejorar la salud y optimizar la atención biomédica.

“Nos encontramos ante el comienzo de una nueva era de enfermedades emergentes y reemergentes, por lo que para avanzar hacia una mejor salud es vital el desarrollo de estrategias colaborativas e interdisciplinares que se centren en la prevención en mayor medida que en la medicina asistencial”, afirma el profesor. Badiola apunta al trabajo en detección precoz y prevención con medidas como la educación y divulgación en medidas higiénicas, de correcta nutrición, controles de calidad, desinsectación de medios de transporte internacionales. “La bioseguridad es muy importante. Estamos obligados a una coordinación en el desarrollo de políticas, programas, legislación y líneas de investigación, y así lo apoyan los grandes organismos internacionales de la salud (OMS, FAO, OIE)” apunta.

Las enfermedades emergentes y reemergentes, enfermedades zoonóticas, enfermedades de los animales transmisibles a humanos, las resistencias antimicrobianas y la abundancia y calidad de los alimentos son los desafíos a los que se enfrenta “Once Health”. El aumento de la población mundial, con su consiguiente movilidad e invasión de espacios naturales, hace que sea posible que los patógenos alojados en esos espacios, hasta ahora intactos, reservorios de enfermedades a veces desconocidas, puedan llegar a los humanos. Tal es el caso de la zoonosis que, “por mutaciones y recombinaciones, a veces usando varias especies intermediarias, especialmente domésticas, llegan hasta nosotros dado que el 75% de las enfermedades emergentes son compatibles con el hombre y el 60% de los patógenos son de origen animal, según la OIE. Debemos tener en cuenta que cada ocho meses aparece una nueva enfermedad emergente, para la que aún no estamos preparados porque no estamos adaptados inmunitariamente a ellas y desconocemos su tratamiento”, asegura Badiola. Ejemplos muy conocidos de ello son el VIH, el ébola, el síndrome respiratorio agudo y grave SARS o las encefalopatías espongiformes.

Y es que no solo los desplazamientos de personas en medios como el avión o el barco son motivo de expansión de estos patógenos, sino también los movimientos de animales transportados de un país a otro y los desplazamientos de las aves migratorias, que en los últimos tiempos se han visto modificados por el cambio climático. Ello junto a la globalización del comercio y los cambios en la producción y procesado de los productos, genera esa reproducción de enfermedades. “Los veterinarios tenemos claro que una buena parte de las enfermedades que afrontamos proceden de la vida silvestre. En España hemos sufrido una remergencia de enfermedades en animales del sur debido a su incorrecto manejo y en Inglaterra acusan actualmente la tuberculosis debido a los tejones. La bioseguridad se hace más que nunca imprescindible en las granjas de animales y sus traslados”.

Como también es fundamental el uso adecuado y controlado de antibióticos y vacunas, que minimice la aparición de resistencias antimicrobianas, dado que las bacterias resistentes animales pueden transmitirse a los humanos a través de los alimentos, por contacto directo con los animales y a través del medio ambiente.  “La prevención se hace fundamental ante uno de los problemas de salud más relevante del siglo XXI. Los antibióticos usados en medicina veterinaria y humana son los mismos, por lo que se abren las posibilidades de que las bacterias se hagan resistentes si no tomamos las medidas de seguridad e higiene necesarias”, asimismo el investigador leonés asegura que el uso irresponsable e indiscriminado de antibióticos podría, en último extremo, derivar en una situación semejante a la previa al descubrimiento de la penicilina, lo que resultaría catastrófico.

 

El salto de la barrera interespecie del Coronavirus

 

A pesar de que no se ha confirmado aún cuál ha sido el reservorio animal origen del retrovirus, según el científico Juan José Badiola se piensa que podría ser el murciélago y que hubiera una especie hospedadora intermediaria como las serpientes o los ciervos hasta llegar a los humanos, contagiados debido al comercio de animales vivos en un mercado chino de Hunan. Aunque su capacidad de dispersión es galopante, Badiola llama a la calma, dado que los afectados de forma grave son personas que sufren una patología previa, como neumonía o insuficiencia renal.

El contagio se produce a través del contacto con los animales infectados, y por las excreciones respiratorias, como tos o estornudos de las personas enfermas, por lo que el profesor afirma que la correcta prevención y control de la enfermedad pasan por la cuarentena, el control de medios de transporte masivos y unas adecuadas medidas de higiene, como el lavado frecuente de manos y el uso de mascarillas. “Al ser un virus emergente, con una alta capacidad de propagación, la inmediatez de respuesta es un desafío. La sociedad debe ser consciente de que la producción de una vacuna eficaz requiere unos procesos de investigación previos lentos y costosos que impiden dar una respuesta inmediata”, afirma Badiola.

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