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Los pueblos se vacían, sus habitantes se marchan y eso hace que muchos negocios rurales se vean obligados a bajar la persiana. Y es que sin clientes es difícil mantener a flote una empresa o un comercio, incluso, aquellos que suponen un servicio y tienen un «papel importantísimo» en cualquier municipio, como son las farmacias. Son un apoyo clave «cuando el médico se va» para todos los vecinos de un pueblo, en especial para los más mayores, pero la sangría demográfica que asola Castilla y León ha hecho que el 26% de las 834 boticas rurales se encuentre en una situación de Vialidad Económica Comprometida (VEC) -la denominación oficial-.
Castilla y León es de las regiones que más farmacias tiene en esa situación, algo que les permite que se les aplique un índice corrector de su margen de beneficios al alza para aliviar sus ingresos y poder mantenerse en pie. Pero aún así, la situación es complicada. En el ejercicio pasado fueron cinco los establecimientos con dificultades económicas que tuvieron que echar el cierre, y en lo que va de año ya lo ha hecho una. Mientras, los farmacéuticos que atraviesan por esta complicada situación contemplan tristes el panorama. María Ángeles Fernández es la responsable de la botica de Tiedra, una localidad vallisoletana de 300 habitantes, y atiende, además, a dos pequeños pueblos de alrededor. «El descenso de la población ha sido paulatino, pero constante», lamenta, y eso ha hecho mella en sus ingresos: «Al final de mes son cada vez menos».
Vigilantes
Pero, pese a los obstáculos, no le gustaría abonar el mostrador tras el que lleva 26 años por el importante servicio que presta a los vecinos. «Somos el sanitario que está todas las horas del día», relata. El médico acude 3 jornadas a la semana durante dos horas. «En el momento que se va, es el farmacéutico el que está vigilante y el que hace un poco de filtro», explica. Conocen la realidad de los pacientes, la mayoría de ellos muy mayores, que suelen acudir a la botica en busca de ayuda cuando algo les ocurre. «Vienen con sus dudas y el consejo farmacéutico es muy importan te», más aún cuando algunos de los vecinos más ancianos viven solos y no tienen vehículo para desplazarse al centro de salud más cercano.
Sin embargo, reconoce que el escenario es difícil. Algunos establecimientos están «al límite», «bajan los ingresos y aumentan los gastos» y el apoyo que reciben es a veces «insuficiente». Por eso, María Ángeles pide que se valore su labor en el medio rural y «que se aprovechen» de ellos «para prestar algunos servicios más», una fórmula que ayudaría a los habitantes de la zona y evitaría quizá el cierre de más boticas rurales.
Y es que, en su caso, «sería espantoso, un drama total» para Tiedra tener que bajar la persiana. «Tener un farmacéutico tranquiliza mucho a los vecinos», asegura María Ángeles, que, por el momento, seguirá al frente de su establecimiento «por amor a la profesión y al pueblo».
Desde el sector están ahora pendientes de cómo puede afectarles la reorganización de la Atención Primaria que está planteando la Junta de Castilla y León. Así lo asegura el presidente del Consejo de colegios de farmacéuticos de Castilla y León (Concyl), Carlos Terceño. Lo que sí piden es que se les tenga en cuenta como sanitarios en el desarrollo de esa reordenación: «Tenemos que ser parte de la solución y nunca un problema». Sobre la posible reestructuración de la atención farmacéutica y de las ayudas que planteó el vicepresidente del Gobierno regional, Francisco Igea, aún no hay nada sobre la mesa, expresó el presidente de Concyl.
