“Me hubiese gustado que el mando único de Sanidad funcionara, pero fue imposible”
“El ‘sálvese quien pueda’ de las CCAA ha sido lamentable”
- Está, como todos, confinado en su casa, en Burgos, con su mujer y su hijo pequeño, porque “los dos mayores están en Madrid”, pero tiene su agenda absolutamente saturada. “No tengo un minuto libre. Estoy todo el día colgado al teléfono o sentado frente al ordenador. Hacemos videoconferencias con mi equipo del Consejo General de Farmacéuticos, los presidentes de los colegios profesionales, la industria, la Agencia del Me- dicamento, la distribución”, dice. Además, en lo que llevamos de pandemia ha tenido tres conversaciones largas con el ministro de Sanidad y cada día se enfrenta una nueva dificultad imprevista, pero no se queja. Es el máximo responsable del colectivo de farmacéuticos, otro de los que están remangándose en primera línea.
Jesús Aguilar (Burgos, 1960) no proviene de una familia de farmacéuticos, pero tuvo una vocación temprana que, con el tiempo, ha conformado un firme compromiso de servicio público. Tal vez por eso es en estos momentos uno de los grandes expertos de nuestro país, no solo de su profesión, sino también de la industria farmacéutica y de la realidad comunitaria del sector.
Tiene un currículum plagado de cargos de representación profesional y desde que se licenció en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid no ha parado académicamente de formarse. Entre 2008 y 2015 fue presidente del Colegio de Farmacéuticos de Burgos y presidente del Consejo de Colegios de Castilla y León. Además, entre 2009 y 2015, fue elegido vicepresidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos y, en mayo de 2015, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (cargo para el que fue reelegido en mayo de 2018) y desde el que está pilotando una profunda renovación, tanto de la institución como de la profesión.
Dice que el sálvese quien pueda “que se ha producido entre las autonomías para conseguir material sanitario -tras fallar el mando único del Ministerio de Sanidad- ha sido lamentable y que claramente nos ha pillado el toro con el abastecimiento de guantes, mascarillas, geles y respiradores, y se ha perdido un tiempo precioso. Afirma que el colectivo que representa está siendo en esta crisis una servicio esencial , imprescindible, que está en primera línea. “Tenemos ya toda la industria farmacéutica trabajando los siete días de la semana y las 24 horas del día y además deberíamos ser capaces de ampliar nuestro tejido productivo para no depender de otros países”, señala.
Como organización farmacéutica colegial, ¿qué están haciendo exactamente en esta etapa de lucha contra el Covid-19?
Estamos realizando protocolos de actuación en distintos ámbitos. En primer lugar, hemos elaborado documentos para facilitar la dispensación de medicamentos y que lleguen a la casa de los ciudadanos más vulnerables o que no puede salir de su domicilio, también del ámbito hospitalario para que los puedan retirar de su farmacia y evitar desplazamientos innecesarios y riesgo de contagio. Además, estamos diseñando de manera permanente todo lo que son las acciones preventivas para combatir esta propagación. Por ejemplo, acabamos de pedir al Ministerio de Sanidad que intervenga los precios de las mascarillas, guantes y geles, que están desorbitados. Por otro lado, también hemos realizado iniciativas novedosas como la mascarilla 19.
¿Qué es exactamente eso de la ‘mascarilla 19’?
Es una campaña que hemos ofrecido a nivel nacional -la iniciativa partía de los farmacéuticos de Canarias y se han ido sumando otras CCAA- para abordar todos los temas de violencia de género, que se han agudizado con el confinamiento. Cuando una persona se encuentre en una dificultad de violencia de género, y acuda a la farmacia, solo tiene que pedir la mascarilla 19, y en ese momento se pone en marcha un protocolo para avisar a las autoridades de que esa persona está en apuros.
Oiga, ¿y es cierto que en las UCI se han quedado sin fármacos para poder sedar a los pacientes o es un bulo?
Sé que a nivel de los fármacos hospitalarios han tenido problemas, pero yo de lo que le puedo hablar es de las oficinas de farmacia y, efectivamente, aquí ha habido picos en los que la demanda de algunos medicamentos se ha multiplicado por siete veces lo que hasta hace bien poco era una demanda normal.
¿Cómo qué medicamentos, por ejemplo? ¿Con qué ha ocurrido eso?
Ha pasado con el paracetamol, cuya venta se ha multiplicado con la pandemia. De todos modos, no hay desabastecimiento, y eso ha sido gracias a la unión y al esfuerzo, trabajando mano a mano, de la industria con la distribución, la Agencia Española del Medicamento y la oficina de farmacia. En todos los sitios ha habido tensiones puntuales, y a nivel de las UCI ha ocurrido lo mismo, pero, en general, se está trabajando para que todos los medicamentos lleguen a los lugares donde se necesitan.
Oiga, ¿y hay riesgo de desabastecimiento de algunas medicinas si esto se alarga mucho?
Hemos pasado los picos más importantes, y si hemos sido capaces de superarlos y no tenemos problemas mayores, no tenemos por qué encontrarnos con problemas de desabastecimiento, ni a corto ni a medio plazo. Tenemos a toda la industria farmacéutica trabajando los siete días de la semana, las 24 horas del día, y deberíamos ser capaces de ampliar nuestro tejido productivo para no depender de otros países, como China u otros, tal como ha ocurrido.
El colectivo de Farmacia, que también está en primera línea combatiendo al coronavirus, ¿cómo está viviendo este tema?
Hemos tenido distintas fases: unas primeras de más indefensión, de mucha tensión, donde había mucha incertidumbre por parte de los ciudadanos y que duró hasta que el Gobierno decidió los confinamientos. Ahora, aunque sigue habiendo mucha preocupación por la crisis, a las farmacias van menos personas, porque se surtieron de medicamentos para uno o dos meses. Nosotros somos conscientes de que, habiendo muchos centros de salud cerrados, y recomendado a los ciudadanos que no vayan a los hospitales a no ser que sean casos de gravedad, la primera línea es la farmacia. Nos consultan de manera permanente, y además de proporcionar medicación estamos haciendo una labor importante para aconsejar y tranquilizar a la población.
¿A cuánta gente representan ustedes en estos momentos y cuántos puestos de trabajo ofrece el sector?
El Consejo General de Farmacéuticos representa a 74.000 farmacéuticos colegiados, de los que 52.000 trabajan en las 22.071 farmacias comunitarias. Farmacias que generan un empleo directo de más de 80.000 profesionales y más de 210.000 indirectos.
Como servicio público, ¿se han convertido en imprescindibles al estar en primera línea?
Sí, sin duda, somos un servicio esencial e imprescindible que está en primera línea. Los ciudadanos al primer sitio donde van es a la farmacia, donde se les preguntan los síntomas que tienen y se les aconsejan los pasos a seguir. Somos la primera frontera, y siempre ha sido así. Piense que todos los días entran a la farmacia 2,3 millones de personas, que no solo re quieren prestación farmacéutica, sino que también, al tener una consulta cercana y de calidad, acuden a nosotros. Si a esto le añadimos que el farmacéutico da tranquilidad, en la situación de incertidumbre en la que nos encontramos, nuestro servicio es básico en estos momentos. Esa luz verde de la farmacia, que siempre está encendida, facilita cualquier tipo de consulta, y los ciudadanos confían en nosotros.
Que los medicamentos para pacientes que habitualmente se dispensan en hospitales ahora los den ustedes, ¿ha sido un respiro grande para los centros hospitalarios?
Nosotros atendemos a todos los pacientes crónicos, y efectivamente para quienes tienen algún tipo de medicación hospitalaria, hicimos un ofrecimiento al Ministerio de Sanidad y a todas las autonomías para que se pudiera hacer a través de nuestras oficinas de farmacia, y los enfermos no tuvieran que acudir a los hospitales, con el riesgo que eso conlleva. Además, podemos contribuir a descongestionar los hospitales. Finalmente, Sanidad autorizó a las comunidades autónomas a tomar medidas como la dispensación de medicamentos hospitalarios en las farmacias comunitarias, lo que valoramos muy positivamente ya que fue una de nuestras propuestas. Algunas autonomías ya lo han puesto en marcha, como por ejemplo Cantabria, Andalucía y Cataluña, y otras no lo han aceptado, un error.
¿Llevar los medicamentos a domicilio es una decisión colegiada o es individual de cada farmacia?
Ese es un acuerdo que tomamos a nivel del Consejo General, y lo hemos establecido con unos protocolos de actuación que ya hemos compartido con todos los Colegios de Farmacéuticos. Es una actuación que se está llevando de manera voluntaria por parte de las farmacias, y para facilitarles esta labor hemos llegado a un acuerdo con Cruz Roja y vamos a establecer una actuación conjunta también con Cáritas Diocesana. El objetivo es ayudar en esa tarea de llevar medicación al domicilio de los ciudadanos más vulnerables o que debe permanecer en sus casas.
Y ustedes, ¿cómo se protegen?, ¿se les ha facilitado material de protección o están en desamparo como casi todo el personal sanitario?
La verdad es que estamos en una situación de desamparo. Solicitamos ya con fecha 13 de marzo al Ministerio de Sanidad que nos incluyese dentro del grupo de los profesionales de riesgo, al ser, como somos, profesionales sanitarios, pero no han atendido la petición. Nos hemos estado protegiendo como podemos. Además de las medidas de seguridad que ha establecido el propio Ministerio de Sanidad, hemos añadido otras en nuestras oficinas de farmacia, como por ejemplo pantallas de protección para crear una barrera entre el ciudadano y el farmacéutico, porque estamos en esa primera línea de contagio del Covid-19. Hay muchas farmacias en las que no tenemos ni mascarillas para los propios farmacéuticos ni para los trabajadores, y hemos pedido a las autoridades material sanitario que no llega.
¿Y cuántos contagiados tienen?
En estos momentos tenemos 65 farmacias cerradas, y 459 compañeros que o están ingresados o están en cuarentena, y hemos tenido la triste cifra de nueve fallecimientos en Granada, Madrid, Navarra, La Rioja y Ciudad Real. Intentamos que los farmacéuticos no se contagien, porque eso es un problema importante.
En resumen, que a pesar del riesgo ustedes no han tenido una atención prioritaria por parte de las autoridades…
Estamos atendiendo a la población en la primera línea de asistencia, porque está claro que algunas de las personas que van a las farmacias pueden estar infectadas, y al final, se acaba transmitiendo. De ahí la importancia de que se considerase a los farmacéuticos como al resto de los sanitarios, como personal de riesgo, y que se nos priorice a la hora de hacer también los test correspondientes del virus.
¿Pero les están haciendo test o no?
En general, no. No se nos están haciendo porque no se nos considera que somos grupos de riesgo. No han entendido que nosotros no somos un establecimiento normal, sino que por nuestras farmacias pasan personas con todo tipo de patologías. Alguna autonomía sí ha anunciado que hará las pruebas al personal de las farmacias.
¿Cómo ha funcionado la coordinación con el Gobierno y las Administraciones autonómicas? Los sanitarios dicen que está siendo catastrófico…
Toda esta gestión de la crisis la tendremos que analizar a posteriori. Ahora a nosotros lo que nos preocupa es atender a los ciudadanos de la mejor manera posible, y cuando todo esto pase tendremos tiempo para ver los errores que se han cometido. En cuanto a la coordinación, por la que usted pregunta, entre el Gobierno y el resto de Administraciones, hay que mejorarla.
Dígame, la hidroxicloroquina, usada para la malaria, la artritis o el lupus, ¿sirve de profilaxis? ¿Es una vía interesante de tratamiento e investigación?
Como todos sabemos, se está trabajando con un arsenal farmacoterapéutico importante, y la hidroxicloroquina es uno de los medicamentos prescritos por los médicos como otros tantos, pero en estos momentos aún no tenemos un tratamiento absolutamente eficaz contra este virus.
¿Cuándo podrá haber vacunas?
Bueno, se está trabajando a toda velocidad y esperemos que en un plazo de poco tiempo -algunos hablan de dos meses- podamos tener tratamientos que sean eficaces y ojalá que haya rápidamente una vacuna para atender esta epidemia en todo el planeta.
¿En este sector es cierto que, al contrario que en el resto, se está creando empleo en vez de destruirlo?
Al ser uno de los servicios esenciales del sistema sanitario, en la primera fase se necesitaron más personas trabajando en las farmacias, hasta que se ordenó el estado de alarma, y desde entonces, las farmacias han vuelto a su ritmo de trabajo normal. Eso sí, en las farmacias en general no ha habido Ertes. La mayoría de las farmacias españolas tiene dos o tres personas con un empleo estable, joven y femenino. Más de un 60% de las personas que trabajan en farmacia son mujeres, y nuestro sector no se ha resentido en esta crisis.
¿Con el abastecimiento de guantes, mascarillas, geles y respiradores ha habido una escandalosa falta de previsión por parte de Sanidad?
Sí, de manera clara, nos ha pillado el toro. Hemos perdido un tiempo precioso en medidas preventivas que hubieran ayudado a combatir el número de contagiados. Hasta que no se decretó el estado de alarma, y no se han creado los corredores sanitarios no ha habido manera de poder disponer de este material, y cuando se ha conseguido, los precios estaban absolutamente desorbitados. Ahora, otra vez estamos empezando a notar una presión importantísima, porque Estados Unidos está haciendo pedidos impresionantes de todos estos productos, lo cual puede tensionar todavía más el mercado.
¿El mando único del Ministerio de Sanidad ha sido un fracaso y por eso las comunidades autónomas han ido por libre?
Me hubiese gustado, de verdad, que hubiese habido un mando único que funcionara, pero ha sido imposible. El Ministerio de Sanidad, como se sabe, apenas tiene competencias. Han estado sometidos a una gran tensión.
¿Y eso ha supuesto un ‘sálvese quien pueda’ entre autonomías, para ver quien conseguía antes estos materiales?
Sí. Ese sálvese quien pueda para conseguir material sanitario ha sido lamentable. Aquí cada autonomía está marcando sus criterios, han ido a lo suyo, y también se han visto desbordados, porque, si al principio se dijo que Sanidad sería el mando único, esto ha retrasado las decisiones que se han tenido que ir tomando en cada autonomía. De hecho, en nuestro caso, en el tema farmacéutico, hay muchas diferencias de actuaciones entre unas comunidades y otras.
¿Tiene hilo directo con el ministro o el diálogo tampoco ha sido fluido?
Con el ministro he hablado en tres ocasiones, y el diálogo ha sido normal en unas circunstancias tan excepcionales.
Por último, dígame, ¿ustedes son optimistas o esto va para mucho más de lo que el Gobierno dice?
Nosotros, como primera barrera de esta trinchera, estamos muy atentos a la situación y aunque no se pueden lanzar las campanas al vuelo, sí tenemos un moderado optimismo. La población sabe que cuando se asoman a la ventana, siempre tienen esa luz verde de la farmacia encendida, donde un profesional sanitario superformado le va a ayudar a resolver sus dudas en cuanto a su salud, sus preocupaciones y los medicamentos que necesita. Entre todos vamos a conseguir salir de ésta, y yo animo a todo el mundo a que siga confiando en su farmacia y en su farmacéutico, que le está acompañando en esta crisis y siempre.