Durante los meses de confinamiento, lamentablemente, la violencia de género ha aumentado, dado el aislamiento que han sufrido miles de mujeres con su agresor y, en consecuencia, su desprotección. La situación se agrava si la mujer depende económicamente de su pareja, exacerbando su vulnerabilidad.
A pesar de que muchas organizaciones han modificado su forma de comunicarse con ellas durante la pandemia, como vía telefónica, videollamada o mensajes, hay otras muchas que han perdido la comunicación y con ella su posibilidad de pedir ayuda.
Según este artículo de La Vanguardia, la violencia de género en Francia, aumentó estos meses un 30%, en Singapur, la Asociación AWARE, recibió la mayor cantidad de llamadas nunca registradas en un mes y en Somalia han aumentado las mutilaciones genitales femeninas.
La red de farmacias de España está comprometida con las mujeres víctimas de violencia de género y, pidiendo una “Mascarilla-19”, dan la voz de alarma a los servicios de seguridad. Una iniciativa que ya se ha instalado en Francia y Noruega, entre otros.
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