Con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, el responsable de SIGRE, el sistema de recogida y reciclado de envases de medicamentos, ofrece una panorámica de su intervención en el proceso de adecuación de éstos a una estructura económica más adecuada a lo que ya se conoce como economía circular.
SIGRE, una solución del sector farmacéutico para un futuro circular
El gran reto del modelo productivo actual pasa por hacer realidad la llamada “Economía Circular”, mediante una gestión más eficiente de los recursos que consumimos. Así quedó evidenciado en la Cumbre del Clima COP25, celebrada en Madrid a finales del año pasado, en donde se puso de relieve la urgente necesidad de que instituciones, asociaciones y empresas implementen soluciones que combatan la “emergencia climática” durante el decenio que acabamos de comenzar, y que ya se conoce con el nombre de “Década de la acción”.
Pero ¿qué entendemos por Economía Circular? Tal y como define la Fundación para la Economía Circular, se trata de un nuevo concepto económico, interrelacionado con la sostenibilidad, basado en el principio de cerrar el ciclo de vida de los productos, servicios, residuos, materiales, agua y energía.
De cara a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, y muy especialmente los relacionados con la producción y el consumo sostenible (ODS 7, 12 y 13), es de vital importancia que todos los eslabones de la cadena establezcan una gestión basada en este nuevo modelo.
Coste ambiental
El caduco modelo de economía lineal, basado en producir, usar y tirar, ha de dar un paso firme y ágil hacia un modelo sostenible y eficiente en el uso de los recursos
Ya sabemos que todos y cada uno de los procesos de producción de bienes y servicios llevan consigo un coste ambiental, no sólo durante su fabricación, sino también al finalizar su ciclo de vida. Y para minimizar este impacto, la economía circular apoya la optimización de materias primas y residuos, alargando todo lo posible la vida útil de los productos y favoreciendo su reutilización.
Es decir, el futuro ha de ser circular porque, de lo contrario, no habrá futuro. Es cierto que la sociedad en su conjunto es cada vez más consciente de que el caduco modelo de economía lineal, basado en producir, usar y tirar, ha de dar un paso firme y ágil hacia un modelo sostenible y eficiente en el uso de los recursos. Por ello, desde SIGRE, entidad que apuesta decididamente por este nuevo modelo económico, queremos poner en valor todo lo que el ámbito del reciclaje de envases de medicamentos puede aportar a favor de un planeta saludable.
Cabe destacar que SIGRE forma parte de la Red Española del Pacto Mundial de las Naciones Unidas y del Pacto Español por una Economía Circular y que su actividad contribuye a lograr 8 de los 17 ODS, particularmente aquellos relacionados con el medio ambiente, la salud pública y el bienestar, la acción por el clima y la producción y el consumo sostenible. En este sentido, hemos de apoyar los modelos de consumo que apuestan por el ecodiseño de los productos, utilizando la menor cantidad posible de recursos, ya que minimizan, en gran medida, el impacto negativo sobre el medio ambiente.
Iniciativas de ecodiseño
Gracias a las más de 2.200 iniciativas de ecodiseño en los envases de medicamentos, la industria farmacéutica ha logrado reducir el peso y/o volumen de 1 de cada 4 envases comercializados en nuestro país
La industria farmacéutica, de manera coordinada con SIGRE, lleva a cabo actividades de prevención de envases e iniciativas de ecodiseño para lograr que los envases de medicamentos sean cada vez más ecológicos y fácilmente reciclables. Para ello, identifican materiales sostenibles e incorporan a los procesos de producción acciones que reducen la huella medioambiental de los futuros envases.
Gracias a las más de 2.200 iniciativas de ecodiseño en los envases de medicamentos, la industria farmacéutica ha logrado reducir el peso y/o volumen de 1 de cada 4 envases comercializados en nuestro país. Con ello, al tiempo que se apuesta por un diseño más verde, se garantizan en todo momento las óptimas propiedades del medicamento, su trazabilidad, además de su correcta dosificación, uso y conservación.
El desarrollo sostenible se está convirtiendo, poco a poco, en un objetivo generalizado para el conjunto de la sociedad y más ahora que debemos comenzar la recuperación económica tras la fase crítica de la pandemia. Para ello, es imprescindible la colaboración de todo tipo de organizaciones, pero especialmente de todas aquellas cuya actividad tiene una repercusión directa en el entorno. Por este motivo, los Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP), entre los que se encuentra SIGRE, constituyen una herramienta esencial que garantiza una reducción en el consumo de recursos y una gestión eficiente de los residuos.
Hace ya 19 años que la industria farmacéutica se adelantó a su tiempo y tomó la iniciativa de poner en marcha SIGRE, en colaboración con las oficinas de farmacia y la distribución. Su objetivo fundamental era contribuir a cerrar adecuadamente el ciclo de vida del medicamento en el Punto SIGRE de la farmacia, reduciendo así los perjuicios medioambientales que los restos de medicamentos y sus envases pudieran ocasionar y favoreciendo la no acumulación de los medicamentos, especialmente los caducados y los no necesarios, en los hogares.
Con transcurso de los años, SIGRE se ha convertido en la iniciativa colaborativa más importante del sector farmacéutico: laboratorios, farmacias y distribución trabajando juntos por la salud de la naturaleza, y su innovadora Planta de Clasificación de Envases y Residuos de Medicamentos es pionera a nivel mundial en el tratamiento de este tipo de residuos y sus envases.
Además, SIGRE, a través de la Red Iberoamericana de Programas Posconsumo de Medicamentos (RIPPM), se ha convertido en un ejemplo de referencia para otros países que estudian implantar este tipo de programas. Gracias a esta organización, se facilita el intercambio de experiencias entre los diferentes programas posconsumo de medicamentos que operan en los países iberoamericanos; se fomenta la aplicación de soluciones para la correcta gestión medioambiental de los medicamentos caducados, parcialmente consumidos o deteriorados, y se contribuye a erradicar la falsificación.
Todo ello está contribuyendo a que el sector farmacéutico, a través de SIGRE, participe activamente en la creación de ese futuro circular que todos anhelamos.