La despoblación, la bajada de los precios de los medicamentos y la falta de racionalización hacen cada vez más difícil la existencia de estos servicios indispensables en el mundo rural
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Una lucecita verde brilla en la oscuridad del mundo rural. Es una de las 155 farmacias rurales que siguen abiertas a pesar de las complicaciones y falta de apoyos a los que se tienen que enfrentar diariamente. «Un futuro amenazado el de este servicio sanitario que además ofrece un servicio social, muy valorado entre la población, pero muy poco estimado por los responsables políticos», asegura Javier Herradón, Presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de León.
«La situación del farmacéutico rural es para hacerle un homenaje todos los días». Así alaba Javier, una profesión que además de la despoblación sufre los recortes en el precio de los medicamentos que se viene realizando durante años.
Las diferencias entre ‘la españa vaciada’ y las ciudades no es ninguna novedad y el declive en los servicios tampoco. A la bajada de los precios de los medicamentos «lo que pasa a no ser rentable» hay que unirle la sobrecarga y falta de racionalización en los servicios de urgencia que padecen los farmacéuticos, denuncia Herradón.
Más de 200 días al año sin ningún tipo de reconocimiento ni remuneración, son los que pasan algunos de estos profesionales cuando realizan horas de guardia en los pueblos. «El médico va uno o dos días de la semana a algunos consultorios mientras que el farmacéutico tiene que trabajar sus ocho horas, o más, diariamente». Así explica Javier una situación cada vez más insostenible.
Racionalizar los servicios y adecuarlos a las necesidades de los pacientes, pero también a las capacidades, en algunos casos de un solo profesional, es algo que se exige desde el colectivo. «En los centros de salud locales hay medicación que los doctores pueden proporcionar, en el caso de que sea urgente, sin necesidad de tener de guardia a un farmacéutico», explica el presidente de los farmacéuticos.
Las farmacias ‘VEC’
«Se ha ido el médico y hasta la semana que viene no vuelve, me puedes adelantar la medicación». Es una de las frases que más se escucha en las farmacias rurales en las que además de dispensar los medicamentos necesarios se ayuda a realizar trámites o consultas cuando son los únicos profesionales que hay en la localidad.
A la espera de mejoras y cambios tan prometidos en el mundo rural se encuentran más de un centenar de farmacias, de las que 31 son ‘farmacias VEC’, es decir de viabilidad económica comprometida. Esto significa que «en ellas se gana menos que en cualquier otra de la capital y no cuentan con ayudas en función del volumen de sus ventas», explicaba Herradón.
Con la intención de mantener la calidad de los servicios rurales y los derechos de los farmacéuticos se piden soluciones y mejoras a las instituciones correspondientes. De lo contrario, la asistencia a las personas de estas zonas, que cada vez tienen menos recursos, podría desaparecer.